¿Será la metrópoli de Querétaro una ciudad fallida?




"Invertir en espacios públicos comunes: La estrategia más exitosa y sustentable para promover ciudades más seguras es invertir en espacios públicos inclusivos, en la cohesión social y en la movilidad. Los urbanistas y los inversionistas privados deben evitar la tentación de fomentar la exclusión social, construir comunidades cerradas y ciudades amuralladas. El bien público debe prevalecer por encima de los intereses privados. Inversiones en transporte público predecible, espacios abiertos como áreas verdes y políticas sociales que favorecen los más pobres y ciudades que incorporan la equidad pueden generar grandes dividendos en la seguridad pública."

En la zona Metropolitana de Querétaro, muchas políticas públicas se orientan exactamente en sentido contrario a lo recomendado por los expertos en materia de seguridad. La regulación en el Código Urbano es ambigua. Por un lado señala que "debe" existir un porcentaje de predios en los desarrollos habitacionales urbanos, transferidos al municipio como áreas de donación destinada a la implantación de áreas verdes y por el otro, confiere a las autoridades municipales la prerrogativa de utilizar esos terrenos obtenidos en donación como mejor le convenga. Puede permutarlos, venderlos o utilizarlos para otros fines.

La evidencia histórica nos indica que la práctica "normal" es que los gobiernos municipales, tiendan a considerar como ingreso líquido de recursos esos lotes obtenidos en donación y, en lugar de crear zonas verdes que favorezcan la calidad de vida de los ciudadanos, vendan, transfieran o permuten esos lotes.

El resultado es una metrópoli que presume de vocación turística, pero sin ningún atractivo visual y estético real más allá del centro histórico, donde sí existen parques y jardines.

El fraccionamiento Residencial del Parque es un claro ejemplo de lo anterior. Ni siquiera existe un proyecto de áreas verdes pese a que se condicionó a la inmobiliaria desde 2008, la presentación del mismo como requisito para continuar la comercialización de casas. Sin embargo, las áreas de donación correspondientes obran ya en poder del erario municipal.

Como se ve el escenario actual, todo indica que el nombre más adecuado para esta colonia sería "Residencial SIN Parque", pues no hay indicios de que se vayan a desarrollar las áreas verdes y de recreación que se ofrecieron como argumento de venta bellamente ilustrado en una maqueta.

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Cómo evitamos que ciudades frágiles se conviertan en ciudades fallidas


Medellin teleferico

Medellín usó teleféricos para romper barreras sociales
By Robert Muggah
Segunda parte sobre ciudades vulnerables
La migración sin precedentes de una gran cantidad de la población en el mundo en vías de desarrollo hacia las ciudades ha puesto la buena gestión de políticas públicas para controlar la violencia y el crimen urbano en uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo.
La felicidad y la calidad de vida de miles de millones de ciudadanos – incluyendo su salud, educación e integridad física – depende de que se hagan las cosas bien en materia de prevención y control de la violencia e inseguridad urbana.
En nuestro post anterior hablamos sobre cómo el crecimiento urbano está produciendo ciudades frágiles a punto de convertirse en ciudades fallidas. En esta ocasión,  exploramos algunas alternativas para que esas ciudades vulnerables, sean más seguras.
Si bien la vulnerabilidad urbana puede contenerse y en algunos casos incluso revertirse, el impacto del crimen y la violencia puede ser profundo. Algunas de estas consecuencias incluyen la segmentación del espacio público y urbano, erosión del capital social, roces entre vecinos y vecindarios, y la perpetuación de la inseguridad y el miedo.
La inseguridad real y percibida puede, literalmente, cambiar el entorno de las ciudades frágiles.
La decadencia urbana y el desorden público no significan que las ciudades sean incapaces de dar un giro hacia un futuro mejor; pero se sabe comparativamente poco sobre cómo las ciudades frágiles pueden abordar o sobreponerse del impacto del crimen y la violencia crónica. Aunado a la falta de trabajos de investigación  sobre la manera en que los sistemas urbanos, formales e informales, pueden proveer servicios básicos como la seguridad, la salud y la educación, hace falta entender mejor los mecanismos de adaptación utilizados por los propios ciudadanos.
Una mirada más detenida sobre los mecanismos de ajuste de las ciudades frágiles, al igual que los organismos vivos que se adaptan a nuevos ecosistemas, arroja importantes lecciones para escapar o superar el estado de fragilidad.
Para revertir la fragilidad, se necesita una conversación entre las ciudades sobre sus problemas compartidos. Alcaldes como Enrique Peñalosa en Bogotá (1998-2001), Rodrigo Gerrero de Cali (1992-1994, 2012-2015) y Antonio Villaraigosa de Los Ángeles (2005-2013) han compartido ejemplos que ponen de manifiesto que un cambio radical es posible. Tomaron ideas y prácticas de todo el mundo y trabajaron en todos los niveles de gobierno para diseñar estrategias integrales de prevención de la violencia.
Existen  otros ejemplos positivos a lo largo y ancho de la región, de alcaldes que han sabido abrir canales de comunicación con comunidades azotadas por la violencia. Sus objetivos han sido por una parte interrumpir la violencia pandilleril y por otra, introducir políticas sociales específicas para comunidades que adolecen de servicios adecuados y sufren de una inequidad extrema. Este diálogo ha demostrado ser esencial para desarrollar prioridades compartidas y asegurar el adecuado uso de escasos recursos.
Así que, ¿cómo logramos esta transformación?
Énfasis en las áreas y personas problemáticas: Una de las maneras más efectivas de contrarrestar la fragilidad, es enfocarse en las llamadas “zonas calientes”. Prácticas policiales focalizadas en las zonas calientes significan una inversión en la recolección de datos en tiempo real y la creación de fuerzas policiales con una orientación hacia la solución de problemas. Cabe mencionar, que  el efecto de desplazamiento del crimen de las zonas calientes a barrios aledaños que ocurre por estas prácticas es poco significativo. Los delincuentes simplemente no se cambian de barrio. No obstante, la vigilancia requerida para este enfoque acarrea preocupaciones crecientes sobre la forma en que el uso de las analíticas predictivas y de los sistemas tipo Compstat pueden mermar la privacidad individual.
joven desempleoRevertir la fragilidad urbana también requiere más recursos para mitigar la violencia causada por “personas de alto riesgo” (“hot people”). Por ejemplo, hombres jóvenes desempleados con antecedentes criminales tienen una probabilidad mayor de volver a cometer un delito. Alrededor de 0,5 por ciento de las personas cometen un 75 por ciento de los homicidios en las ciudades grandes. Y la comunidad de una persona de alto riesgo puede  influir a la hora de prevenir la violenciaSabemos que algunas  medidas que han resultado efectivas incluyen el uso de técnicas de mediación para interrumpir la violencia entre pandillas, proyectos para mejorar la educación y la recreación, y proveer servicios de asesoramiento para hogares con una sola cabeza de familia.
Invertir en espacios públicos comunes: La estrategia más exitosa y sustentable para promover ciudades más seguras es invertir en espacios públicos inclusivos, en la cohesión social y en la movilidad. Los urbanistas y los inversionistas privados deben evitar la tentación de fomentar la exclusión social, construir comunidades cerradas y ciudades amuralladas. El bien público debe prevalecer por encima de los intereses privados. Inversiones en transporte público predecible, espacios abiertos como áreas verdes y políticas sociales que favorecen los más pobres y ciudades que incorporan la equidad pueden generar grandes dividendos en la seguridad pública.
Probablemente uno de los casos más exitosos de diseño aplicado en el mejoramiento de la seguridad pública es Medellín. En los años 90, la ciudad era la capital mundial del homicidio. Sin embargo, la continuidad en la labor de diversos alcaldes lograron dar vuelta a la situación al dedicarle más recursos y atención a las comunas más pobres y peligrosas. Las poblaciones marginales fueron deliberadamente conectadas con zonas de clase media por medio de una red de teleféricos. Si bien otros factores también contribuyeron, la violencia homicida se redujo en casi un 80 por ciento. En 2012 Medellín fue declaradaciudad del año, ganándole a Nueva York y Tel Aviv.
Utilizar la tecnología y la innovación: La penetración del Internet y las tecnologías de la comunicación ya está cerrando la brecha digital entre una ciudad y otra, y dentro de las mismas ciudades. La inversión en nuevas tecnologías y su disponibilidad atrae  el talento y consolida las ciudades como centros de innovación, creatividad y conectividad. Las policías están utilizando técnicas analíticas predictivas, sensores remotos y cámaras corporales con fines positivos, enfocando  sus acciones en  las zonas, períodos e individuos de mayor riesgo.
Los activistas y los hackers ya comienzan a encontrar soluciones a los problemas de la inseguridad por medio del ‘crowd-sourcing’. Inevitablemente enfrentaremos dilemas al hacer ciudades más inteligentes, pero cabe notar que ciudades más inteligentes se traduce también en ciudades más seguras.
Emparejamiento: Una manera de alentar la transformación positiva, es la de emparejar ciudades frágiles con aquellas que funcionan mejor. Desde los años 50, estos proyectos de ‘ciudades hermanas’ han sido casos de solidaridad e intercambio, donde se destacan las ciudades europeas que fueron destruidas por la Segunda Guerra Mundial con sus pares norteamericanas. Grandes organizaciones sin fines de lucro se están sumando a iniciativas como The New Cities Foundation, la red de United Cities and Local Governments y el nuevo Parlamento Global de Alcaldes, entre otras.
Mirando hacia delante:
Las ciudades están en el centro del debate sobre el desarrollo y la prevención del crimen. Los centros urbanos se están convirtiendo en sitios de intercambio cuya densidad, vulnerabilidad y falta de predictibilidad requiere de nuevos paradigmas de intervención.
Algunos críticos en el mundo académico están preocupados, con cierta razón, de la tendencia a crear “islas de tranquilidad” en algunos barrios y suburbios en beneficio de los adinerados y las élites.  Comparativamente, existen además menos esfuerzos para generar políticas y prácticas que aborden los factores estructurales que causan la fragilidad, incluyendo cuestiones clave de urbanización, presencia de jóvenes con falta de oportunidades, iniquidad e impunidad.
Para fortalecer las ciudades frágiles, las autoridades, los grupos privados y las organizaciones cívicas deben estar conscientes de los riesgos, pero también de muchas de las soluciones. Esto implica comenzar una conversación sobre lo que funciona y lo que no funciona para promover ciudades saludables.
El surgimiento de la población global durante el siglo pasado y el actual es uno de hechos demográficos más dramáticos en nuestra historia. La lucha por la seguridad y el desarrollo será ganada o perdida en las ciudades frágiles del mundo en vías de desarrollo.
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Crédito fotos: Flickr CC Marilin Gonzalo, Dlógenes,
El Dr. Roberto Muggah es especialista en seguridad y desarrollo y es el encargado de investigación en el Instituto Igarapé. También está afiliado con la Universidad de Oxford, el Instituto Canadiense de Defensa y Asuntos Internacionales y con el Centro del Conflicto, Desarrollo y Paz en el Instituto de Estudios de Posgrado Internacional y Desarrollo, en Suisa. En el 2013 fue nombrado una de las 100 personas más influyentes en temas de reducción de violencia, y su trabajo sobre las nuevas tecnologías ha sido reporteado en la BBC, CBC, Guardian, The New York Times, Vice y Wired.



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